¡Que bello es vivir!

Ayer disfrutando del sol quise aprovechar de un rato de relax en un parque cercano a casa. Todo era perfecto, un banco cómodo y esos rayitos justos para calentar mi cara, sin dejar encarnada mi piel.

Cuando ya viajaba en mis sueños la idea de dar una cabezadita un estridente chillido me sobresaltó. “Manolitoooooooooooooo no te manches”

Y para más perplejidad recibí un balonazo de un niño, que me mira y me dice perdone señora. Sonreí por no poder llamar a herodes …

Bueno son niños pensé, y el parque es de todos. Lo que no imaginaba es que esas madres se reunieran allí para hablar de detergentes y que ese tema fuera tan dilatado como para que pareciera una competición de quien lleva la ropa mas blanca.

Eran estoicidades tales como la que sabía todos los trucos de manchas imposibles, o como la que hacía las mejores papillas, por un segundo me di cuenta de lo que cambia la vida de una mujer cuando es madre.

Entre el zumbido de tanta madres entusiastas y el llanto hambriento de unos niños, di por terminado mi lunes al sol.

Cuando ya me dirigía a casa me puse a pensar que vida más relajada y tranquila tengo, en la que aún la música, el cine y el teatro son temas de conversación en mis días de café y tertulias.

Pero ante la perpleja mirada de esos niños que no podían escapar de sus carritos, ni de quitarse esas ridículas vestimentas que sus madres les imponen,

Me solidaricé con esos pequeños. Normal que lloren es insufrible llevar pantalones cortos y calcetines y ver como tu madre se pone pantalones largos.

Mundy:

La infancia bendito tiempo de inocencia, y la maternidad que difícil prueba de identidad, pero todo se supera aunque nunca se vuelve a ser la misma.

Una mujer por ser madre no es más completa ni mejor, pero debe ser muy especial dar vida, del amor.

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