Luna

Anoche hablé con luna…

Girando en ella como una serpiente sin veneno.

Adorando su belleza en el silencio de unas miradas que lo daban todo.

Las plegarias fueron llevadas a la gloria, las manos aferradas a la confesión de su cuerpo, como un muelle sin fin.

Sus pies descalzos treparon a tientas en el disimulo de un juego de sombras.

En una nube de polvo, regreso de la noche, camino allanado por las pisadas fueron la estela de la madrugada. Y Luna, con sus labios sellados en una batalla sin tregua. Sin vencer ni vencidos, batalla de flores, trueno de silencios y un cielo, amante de miradas furtivas.

Urbana 7.

 

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