martes, 12 de julio de 2011

A corazón abierto, la conciencia sobra

La conciencia me dice…
Que medite, mi corazón que te llame.
El alma me reta a olvidarte.
¿Cómo me miro al espejo y digo que ya no te quiero?
Si es pensar en ti, y ver el mundo que no tengo.
Contigo es cierto, no hay un mañana,
solo un ahora y eres el rey de mis sueños…
Con los velos de tu alcoba me haré parches para los días del destierro,
la primavera, será un terremoto cargado de los tórridos momentos que juntos tuvimos y azotará a mi recuerdo…
Mírame, por última vez, ya ves que me marcho.
No quiero llorar…
Mis ilusiones fueron tuyas, fui sola a ti y así marcharé.
Sin más miedo que irme sin oír, ¡yo también te quiero!
Antes subiré a la azotea para colgar las cartas amarillas
y esos suspiros que por ti tanto gocé.
La conciencia se hace la sorda y no recuerda lo que por el tanto lloré…
Cuando supe que ya no me amaba, como tu lo sabes hacer…
Tú en silencio morías por verme feliz y a bocados me diste la vida…
Urbana 7.
 
Querido Mundy.
Ahora que no me venga con cuentos “Doña Moral” para ver sufrir no tiene remordimientos, esta noche dibujaré un final sin verso.
Con brochazos y a carboncillo como está la vida sin aliento, sin consuelo con una guerra de por medio, la conciencia pinta poco, y lo moral o inmoral en cuestiones de amor, pienso que son juicios y nadie es juez de amores ni rey de almas.
No hay más conflicto que poner barreras a la pasión y cercados a un amor…
¡Por un corazón libre y una entrega sin mas límite que el querer!
Inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual

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