Como si no hubiese mañana se amaron un anochecer envueltos de fiebre volvieron a nacer. El le dijo a ella al paraíso te voy a llevar y levito hasta que la luz del alba se coló por la ventana. Ella le ofreció sus suspiros que lo llevaron a volar al mismo firmamento donde pudieron al fin gozar.
Todas las noches escucha sus voces y mira al cielo pidiendo el milagro de volver a sus brazos para sentir de nuevo el tacto de su piel, la locura que es estremecerse al placer en la boca de esa mujer.
Rompe el silencio escribiendo sus plegarias en el muro de los lamentos y como una llamarada entra como si no hubiese mañana haciendo de la noche una larga mañana. Entregados a la pasión retaron al destino porque su amor no se podía ya ocultar. Urbana7.
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