En sus ojos se asomaban las lágrimas que acumuló el tiempo de sin vivir sin alma… frunciendo una sonrisa con la última CARICÍA que guardó de su recuerdo.
Se peinó la melancolía recogiendo el pelo de su cara, vio de nuevo salir el sol pero comunicaba en el tedio del día que traía nubarrones negros y llovió fuerte aquel MEDIODÍA. Parada en el soportal aguantando un frío de invierno sintió como no llegaba el aire al cuello al sonar las doce y sentirse sola ante un gris y fuerte aguacero. Bajó por la cuesta empedrada con la vista perdida, analizando ¿Quién de los dos necesitaba sentir más fuerte la vida? Si sus lágrimas valían la condena a un olvido… sintiendo como sus pies no podían apenas moverse del suelo se quedo contemplando la vida tan aparentemente feliz de unos novios que efusivos se saludaban al verse…
Siempre tan comprensiva y elocuente que solo se preocupó de que su pena no saliera de su pecho y rápido enjuagó las lágrimas poniendo voz de ángel paciente…
Se colma de poemas del marinero de Neruda y escucha los viejos boleros que un día feliz ella bailó, cuando el tiempo solo era cuestión de segundos y no apremiaba el miedo con vencer a su alegría. ¡Ay Lady Melancolía! Se cebó el mal querer con tanta algarabía ahora todos hablaran de porque siempre es de noche y tu ventana está vacía. Se dice se cuenta se rumorea, pero quien sabe que hace cuando despierta y no puede salir al jardín de la alegría… Para ella el sol lo pintan en los mapas y solo tiene frío de amor.
¡Deja de soñar con imposibles y vive para hacer realidad tus metas! Ya, duele y te sangra la yaga tórtola que dan por muerta y solo está herida…
Urbana 7.
Mundy la melancolía y la esperanza son femeninos pero hay grandes gigantes que seguro que sufren la soledad de una tórtola herida. La esperanza no se pierde pero a veces cuesta encontrarla es un laberinto de ilusiones y espejismos de sueños rotos. Solo decir una cosa cuando paséis por estos “lares” tan urbanos me gustaría mucho que volvierais a poner vuestros comentarios.
Pero comprendo que bueno, vivimos en un país de estrés, un gran abrazo urbanos, y abrigaros que hace frío.
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