lunes, 5 de diciembre de 2011

Destino del Edén. (I PARTE)

Desde su camarote podía divisar el magnifico paraíso una isla llena de palmeras cerrando los ojos podía imaginar ella su propio edén donde no le podría encontrar nunca el hombre que la hizo tan desgraciada. Había pasado varios años en la cárcel por ser lo suficiente estúpida como para llevar una maleta que no era suya sabiendo que lo que contenía podía traerla serios problemas.
Cumplió siete años de condena en una cárcel española, y desde el primer momento se tomo como un reto salir mejor de lo que había entrado. Se marcó unas metas solo tenía 18 años y apenas sabía sumar y mal leer. Ahora mientras lo recuerda se emociona pero gracias a la oportunidad que la dan y aprovecha a llegado a ser azafata y alimenta su curiosidad con las charlas desde el puesto de mando con el capitán. Pero es en Marrakech donde empezará la mayor aventura… el capitán del barco que se conocía bien su historia no la quería dejar sola la había cogido mucho cariño, pues empezó en el barco enrolándose en todas las tareas desde limpiar cubiertas a la recepción de pasajeros. El la conoció en un café donde trabajaba y ella le decía cuéntame de tu trabajo y el la contaba todo lo que estaba en sus manos tanto que al finalizar su contrato en el café del puerto le dijo de la plaza vacante en el barco de limpiadora. Ella no lo dudo un minuto y acepto él sabía que con su carisma y empeño ascendería y aprendería poniendo en práctica por todo lo que se había estudiado en el nocturno, sobre turismo.
   
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Fátima era una mujer que no dejaba a nadie indiferente tenía esa mezcla de dulce miel y limón no se fiaba de nadie era astuta y si algo no había tenido nunca era cariño. Sus ojos eran aleonados expresivos penetrantes en una noche cerrada y pasaporte de una luna llena.
Ella respetaba mucho a Sebastián el noble capitán porque nunca intentó propasarse con ella ni quiso probar de su boca el enigma que eran sus besos.
Después de mucho superarse de mucho trabajar había llegado el paraíso prometido para una mujer como ella, ser guía pero una guía especial para grupos reducidos que se alojaban en un oasis. Se trabajaba menos y en mejores condiciones mezclándote en una cultura de sabores olores que reinaba los sentidos. 
Lo único ella sabía que tendría que ir tapada y eso le hacía recordar un poco su pesadilla ya pasada con aquel hombre que tan falso amor le deleitaba.
El grupo era muy variopinto, la hija de un cónsul americano “algo masculina”
Una pareja de novios, una señora de cincuenta años que se acababa de divorciar, un periodista, y una escritora, y una cantante que dará mucho juego entre el grupo…
(continuará)
Urbana 7.
Inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual

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