viernes, 16 de diciembre de 2011

La última cena

No se de dónde vendrá la manía de celebrar cenas, comidas, antes de fin de año… hoy mañana y pasado y al otro la galantería y la dosis de hipocresía llamada “don de gentes y aptitudes correctas” dejará una única y sincera alegría al sector hostelero. Las famosas cenas de empresa que dan lugar al desfile de reproches encubierta más significativo de todo el año, el jugar a quien es quién por el cambio de vestimenta. Hay quien aprovecha para destacar y jugar bien las cartas y quienes se saben que van de farol pero su ego les eleva al infinito de tal manera que se creen los cumplidos y tachan de mentiras lo que un par de copas dejan caer como verdades.
Es lo que se ahorra el estar en paro o ser estudiante celebras las calabazas como si fuera el huerto de todos los días, sin parafernalias ni discursos un mini para el cuerpo por lo mal o bien que lo he echo y una caña con limón para cuidarse la mente mejor.
En ciudades de costa se nota mucho si se es observador, normalmente no se ve a mucho hombre de canas pronunciadas cogiendo autobús, o mujeres muy marcadas de peluquería, y ja ja ja “las leonas y lobitos” mansos afilan sus colmillos, para descartar quién se irá el último porque el primero no tiene compañero… los trajes son a medida ja, ja, ja. Lo mejor de todo es el momento del amigo invisible, es cuando se pone cara de ¿joder quién a sido que se rompió la cabeza ehhh? Pero muy estado “pantoja saca dientes” luciendo (los paluego, pues no da tiempo a seda dental) siempre hay algún personaje que está deseando que llegue ese momento pues para alardear que su regalo a costado más de la cuota establecida. El escaparate, y las alabanzas hacia su gusto, es el mejor broche de toda reunión en quipo. Sin olvidar el pelota del grupo que se empeña en ensalzar su copa con la de su jefe y si por el fuera le daba la champanera a modo de copa Deivis.
Lo mejor de una cena es el día después y los que cuentan lo que pasó sin estar ellos…
Buen provecho y cada mochuelo a su olivo “si no se quiere que se sepa una cosa no hacerla”… es el mejor remedio cuando hay un sueldo de por medio.
Si no es verdad, si miento, si mi acidez no es apta para este tiempo de paz y noche de amor… escribiré al mejor postor que se atreva a contradecirme, pero como soy adicta ya al dogma de Juan Palomo. “yo me lo guiso yo me lo como” optaré por ver las estadísticas…
Urbana 7.
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