La molienda del deseo

No me mires que bulle en mi el instinto animal y podría devorar cada parte de tu cuerpo, huelo en tu mirada el almizcle que me enloquece y mis manos se frenan en el incansable deseo de guarnecerte entre mi pecho.

Mi piel se eriza pensando si tu vinieras a mi cuando distraída no espero tu beso mis pies se elevarían me subirías al cielo… el cinturón de tus manos en mis caderas danzando con tu brío y tus ojos la danza más feliz…

Hace tiempo que busco el antídoto contra el dolor el cansancio de noches en rayos y centellas… no fuerzo la rueda al molino ni pido imposibles la caridad para quienes se conforman con limosna cuando arde la hoguera que caliente para siempre o no lo haga en balde… no prende la leñe si está mojada y el hogar no recoge las ascuas que saltan y con el vaivén viene y van los suspiros que arrancó las ganas a un destino donde toca dormir y callar…

Te miro si duermes a mi lado, no quiero ser pensamiento solo tu remanso de paz, tampoco quiero ser tu sueño quiero vivir cuando despiertes el minuto que corresponda a tu más hermoso recuerdo, con el te irás pero sin llevarlo como carga…

Ya no se puede detener el tiempo y quizás es tarde para saborear tu boca, pero todo me sabe a ti...

Urbana 7.

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