miércoles, 7 de diciembre de 2011

Destino del Edén (III PARTE)

3_ Todos tenían la misma cara de sorpresa y compartían la idea de pasar unos días alejados del mundanal mundo, ver amaneceres sin prisa a perder ningún tren y caminar para encontrarse. En su sus caras se reflejaba la ilusión aunque hay quién cuidaba no dejar caer su melancolía para el no era un viaje de ocio era una búsqueda, en su origen volvía después de muchos años a ver dónde nació, el mismo desconoce que su vida cambió hace tiempo pero que duerme su esencia en una cultura que rechaza…
Adriana viajaba como las grandes artistas aunque no tuviese actuaciones, era la “GILDA rubia” así la bautizaron cuando actuó por primera vez en el Moroco.
Un caballero ligero de mano acarició su nalga y ella se volvió de inmediato y sin pensarse donde estaba le propinó dos guantazos pero con guantes de seda…
Se trataba de un viejo y borracho conocido del dueño y no se armó revuelo, eso si desde entonces sus trajes no marcan solo insinúan pero lo mínimo en esas tierras hacía hervir las masculinidad.
Amanda viajaba con lo mas imprescindible y llevaba gran cantidad de libros, era muy sencilla pero se agobiaba con el calor su piel era muy blanca.
Julia la divorciada a sus 50 años era una mujer práctica y tenía claro sus metas y objetivos por ello disponía de una maleta con ruedas mediana y como decía ella lo que necesite lo compro aquí.
Sol, estaba radiante era la típica mujer del sur de piel morena y pelo ensortijado que no necesitaba más aderezo para estar guapa que su propia sonrisa. Esta levaba maleta mediana, neceser y un bolso de mano que se había echo ella misma con anillas de las latas de refresco. Ella quería relajarse y olvidar que tenía que escribir un libro si quería volver a tener una casa con muebles le habían embargado todos sus bienes y la editorial la propone irse allí al corazón de un oasis para encontrarse con sus musas, y lo que vivirá es una pasión que no podrá escribir… ¿Pero con quién? Ah!
Y por cierto imaginaros al único hombre en ese grupo de mujeres, no, no mide un metro ochenta ni es el cuerpo del delito, pero… tiene unos ojos que hablan una chispa que todas querrán hacer de él su compañía. ¿Quién sabrá estar a su lado?
Su alojamiento era un sueño, unas habitaciones grandes amplías con ventanales con poyete en las ventanas todas pisos bajos y haciendo un circulo.
Camas con dosel mosquiteras, unas bañeras donde habrá mucho que contar…
Moquetas, muebles minimalistas sin olvidar el estilo árabe y unos puff grandes que podían perderse en ellos. Candelabros y espejos que hacían más amplia la habitación, una maravilla digna de compartir…
La habitación de Fátima no era así, era sencilla pero con buenas vistas sin dejar de ser elegante y misteriosa, pero lo mejor de Marrakech eran los anocheceres y desde su balconada tenía el ángulo perfecto.
Urbana 7.
Inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual

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