sábado, 4 de febrero de 2012

Niños prodigios… o MUÑECOS ROTOS.

En la posguerra las pantallas llenaban de ilusión a través de los dulces ojos de Marisol y los oídos se relajaban con el ruiseñor… las películas como “Marcelino pan y vino “reflejaron una época marcada por la mirada inocente que hacía soñar a una población que soñaba en blanco y negro.
El ciclo de la vida hace la pascua a los productores en muchos casos porque el niño crece, y con el su personaje pero en muchos casos cuando el periodo del celuloide se acaba ese protagonista sigue siendo un niño y no comprende el porque ya no vale.
La adolescencia es una caja de sorpresas, puede hacer brillar a una persona o meterla en un letargo físico que no favorezca en el perfil de ídolo adolescente o que su voz se apague y salgan unos agudos que más que un ruiseñor sea un grajo.
Por no hablar del endiosamiento que muchos padres hacen de sus hijos olvidando su infancia y proyectando en ellos sus frustrados sueños.
Ahora hoy por hoy las artes escénicas son unos estudios tan reconocidos como cualquier otra carrera, y de cada vez se forman en todos los ámbitos los artistas, actrices, cómicos y el don que se lleva dentro se plasma con la calidad de sus obras. Son muchos los que dicen mamá quiero ser artista…    Urbana7.





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